El color de la botella
El color es en realidad un aspecto poco importante, salvo en los vinos con crianzas largas que tienen mayor capacidad de envejecimiento y pueden pasar mucho tiempo en la botella. En este caso siempre encontraremos botellas más oscuras, verdes, marrones o negras, que mitigan el paso de la luz.
Para los vinos jóvenes o con menor crianza, especialmente los blancos o rosados, se utilizan botellas transparentes o con un color leve, que permitan apreciar sus tonalidades.
El tamaño de la botella
Sobre el tamaño es más difícil dar una respuesta exacta, dado que existen diferentes teorías todas bien argumentadas. Te contamos las más famosas:
La primera de ellas tiene que ver con el proceso de fabricación. Cuando éste era artesano y se hacían soplando el cristal recién salido de horno, parece ser que la capacidad del maestro soplador, permitía hacer botellas alrededor de este tamaño. Es una teoría bonita, pero no tiene demasiadas pruebas de que la apoyen.
Otra teoría apunta a las costumbres de las osterías italianas. Tabernas donde los 75 cl. sería la cantidad resultante de servir 6 copas de 125 ml. cada una, que según otras teorías, es la "cantidad que un hombre debería beber durante la cena"
Finalmente, la teorñia que más adeptos tiene, es que en el siglo XIX, los ingleses utilizaban el galón imperial, distinto del francés, de modo que llegaron a un acuerdo respecto a las medidas para los envases de los vinos importados en Inglaterra. Los franceses venderían barricas de 225 litros, lo que suponía unos 50 galones imperiales y equivaldría a 25 cajas de 12 botellas, es decir 2 galones imperiales por caja. Si hacemos la fórmula:
- 225 litros/50 galones 4,5 litros por galón, que dividido entre 6 botellas son 0,75l. por botella.
- también: 225 litros/25 cajas, serían 9 litros por caja, que dividida por 12 botellas nos da 0,75 litros cada botella.
A partir de este tamaño, que es el que utilizan todas las bodegas para envasar sus vinos, encontramos otros resultados de dividir esa cantidad o multiplicarla.
Así tenemos la llamada Benjamín de 18cl. Es la más pequeña de todas y es frecuente encontrarla en los mueble bar de las habitaciones de los hoteles entre otros lugares donde el tamaño o propósito de consumo sea importante.
Le sigue la botella de 2 cuartos o media botella. De 0,375 litros, podemos encontrarla en algunos restaurantes para personas que van solas, o para una cena en pareja si se conforman con una copa y un poco más para cada uno.
Las mayores que el tamaño estándar comienzan con la conocida Magnum de 1,5 litros, que podemos encontrar en muchas tiendas y restaurantes.
De ahí las botellas más grandes, siempre múltiples de 0.75 litros, tienen nombres de personajes bíblicos o de reyes:
Jéroboam de 3l, ésta seguro que la ha visto en los podios de Fomula 1 o de motociclismo cuando el campeón celebra su victoria rociando al público.
Réhoboam de 4,5l, Mathusalén, de 6l, Salmanazar de 9l, Balthazar de 12l,
Nabucodonosor de 15l, Melchor de 18l, Souverain 25l, Primate 27l, Melchiedek o Midas de 30l.
¿El tamaño importa?
Según los expertos, el formato "Magnum" (botellas de 1,5 litros) favorece un envejecimiento del vino más lento y armonioso debido a la mayor capacidad del recipiente y una menor proporción de oxígeno-líquido, comparado con las botellas normales de 0,75 litros. Esto por los grandes vinos con capacidad de guarda, es muy apreciado puesto que hace que su evolución sea más estable y alarga el ciclo de vida.
En cambio, para los vinos jóvenes o con poca crianza, es más adecuado el envase estándar de 0,75 litros.
Forma de la botella
La forma de la botella es más un aspecto estético, salvo la de los cavas u otros espumosos donde es necesaria una botella más gruesa que pueda. Tampoco indica que un vino sea mejor o peor
Aparte de las que te hablamos aquí, hoy muchas bodegas hacen diseños específicos de botella para determinados vinos que, junto con el etiquetado, quieren establecer una imagen que el consumidor asocie con este vino y que la resalte en las estanterías de tiendas y restaurantes.
A continuación les explicamos las más utilizadas, que toman su nombre de la zona donde se utilizaron por primera vez.
- Bordolesa. Proveniente de la zona francesa de Burdeos, es la más utilizada. La zona donde el cuello se junta con la parte ancha de la botella, la llamamos hombro. Así diremos que esta botella es de hombros levantados.
- Borgoña. También como su nombre indica, es originaria de esa zona francesa. Tiene los hombros algo más inclinados, haciendo una transición más suave entre el cuello y el cuerpo de la botella. Es la más antigua de todas
- Alsaciana o Rhin. Estrecha y de cuello largo, es más alta que las anteriores y la encontrarás como envase de muchos blancos y rosados, especialmente de aguja.
- Cava o Champán. Es la empleada para embotellar el cava, de cristal más grueso y un culo más resistente y cónico. Hay que tener en cuenta que deben soportar la presión del gas carbónico que resulta de la segunda fermentación en la botella.
- La Bocksbeutel Francónia, proviene de Alemania y se caracteriza por su forma de cantimplora. Una botella que enseguida te recordará el vino Matheus Rosé
- Jerezana. Evidentemente muy utilizada para embotellar los vinos de jerez, licores y vinos portugueses.
Por último fijémonos en el culo !!
Éste suele ser más grueso y tiene una forma convexa. Existen distintas teorías para explicar esta particularidad de las botellas, algunas bastante imaginativas.
La más aceptada tiene que ver con los inicios de la fabricación de botellas, cuando éstas se hacían soplando el vidrio mientras se aguantaban por el otro extremo con un puntal que tenía esta forma y que, una vez cortada la botella se introducía hacia adentro para proporcionar una base plana.
Además este proceso hacía que el calor se concentrara en la parte inferior de la botella haciéndola más gruesa y pesada.
Funcionalmente esta característica tiene una serie de ventajas, ayuda a soportar la presión que se genera en el interior, especialmente en el caso de los cavas. Aporta estabilidad y resistencia a la botella, evitando roturas.
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